Hey, tu. ¿que tanto te interesan los juegos “sobrenaturales”? ya sabes, esos que dicen básicamente “has esto y se te aparecerá tal ser, y hará tal cosa”. ¿Te gustaría conocer uno nuevo? Uno nunca los conoce todos… Ah, ¿Te has interesado? excelente, Porque para este juego precisas de mucha, mucha atención…
Empecemos por lo básico: necesitaras un disfraz. ¿Porque? El no comprende a las personas de nuestra época; su alma quedo atrapada en la suya, allí por los 50, de modo que solo se le aparecerá y hablara con alguien que luzca familiar. Hay dos cosas que puedes obtener de el: dependiendo de cual desees, tendrás que elegir entre vestimenta formal, o informal de esos tiempos. Unos puros ayudaran con la imagen, al igual que escarbadientes. También, llevar un revolver no seria mala idea, siempre teniendo en cuenta que el no aparecerá si algo en ti no le resulta familiar. Podrías pasar a visitar a tus abuelos y, con suerte, encontraras que aun guarda algún arma antigua para protección. No te preocupes por las balas, no las necesitaras.
Busca un callejón oscuro, de esos lugares a los que evitas siquiera mirar cuando pasas cerca. Entra, y, si es que llevaste un puro, enciende lo y di en voz baja, como si te quejaras: -“¿Donde estará ese cretino? Mas vale que llegue rápido, o tendré que encargarme de el.”-. No te preocupes por terminar la frase; si la pudiste terminar tranquilamente, significa que el no te ha creído. No se te ocurra volver a intentarlo. Pero, si tienes suerte, El aparecerá desde un rincón en que jurarías, no había nada, y te interrumpirá diciendo: -“Que se haga rápido, no es buena idea que nos vean juntos”-. Es un hombre alto, esbelto, con una mitad de su rostro desfigurada horriblemente, probablemente por una herida de bala mal cicatrizada. Su mirada, seria e indiferente, es completamente vacía, como si no se encontrara ahí mismo… Si es que de hecho esta ahí.
Sin lugar a vacilaciones, y sobretodo, con una expresión lo mas parecida posible a la suya, debes decir -“Al fin llegas. Empezaba a pensar que tendría que contratar a alguien mas.”-. Si escuchas que dice -“Lamento decir que no contrataras ni a mi ni a nadie.”-, corre. Tan rápido como puedas; si puedes lanzar cosas en tu camino, mejor. No, no es un error; estas haciéndolo excelente. Y si escuchas otras palabras, has de saber que ni el mismísimo dios podrá ayudarte en el tormento que sufrirás por la eternidad.
Tu sigue corriendo, y corriendo, hasta encontrar otro callejón; no importa que haya alguien ahí. Si es necesario, da la vuelta a la ciudad para volver al callejón original. Por nada del mundo te detengas: ni por el transito, ni por la policía, ni, mucho menos, para mirar atrás. El ha creído en tus palabras, y te ha convertido, sin saberlo, en parte de su realidad. A medida que te acerques al fondo del callejón, quien sea que estuviera ahí desaparecerá, y todo a tu alrededor cambiara a su aspecto en aquella época, aun si entonces se trataba de un verde campo. Actúa como si no notaras cambio alguno, y, al ya no poder correr mas, apoya tu espalda contra la pared y cierra tus ojos unos segundos. Y si no hay pared, cuando no puedas mas, lánzate al suelo y cúbrete la cabeza, de nuevo con tus ojos cerrados. Espera por 5 segundos, y ábrelos.
El estará ahí mismo, frente a ti, junto con dos hombres mas cuyos rostros no debes mirar… por ahora. El dirá, en voz casi burlona:-“Encárgate de la gallina, Tom”. Debes prestar suma atención a cual de los dos que le acompañan es el que reacciona. Si reacciona el de la derecha, levanta el revolver que llevaste, que ahora estará cargado, y quítate la vida; Es preferible al infierno que sentirás cuando te atrape. Sin embargo, si reacciona el de la izquierda, mira al de la derecha a los ojos y di: -“Hoy por ti…”-. De inmediato, el tomara su revolver, matara a el de la derecha y a El lo lanzara al suelo. Acércate a El, y no te preocupes por los otros dos; ya han desaparecido. Apuntale con tu revolver, y completa la frase -“… Mañana por mi.”- antes de preparar el gatillo. Empezara a rogar por su vida, y te jurara hacer lo que sea por su vida.
Aquí es donde la vestimenta elegida entra en juego: En ropa formal, solo podrás preguntarle sobre cualquier dato del pasado, aun si es posterior a su época, y el contestara la pura verdad. En ropas casuales, El, que a esta altura creo que queda claro su oficio, te dará todo aquello que esta a su alcance dar, sea dinero, poder, deshacerte de quien te lo impide… lo que sea. Eso si, recuerda bien cuanto puedes hacer; porque como le pidas algo que no puede darte, tu esfuerzo habrá sido en vano. En cuanto le hayas dicho a El lo que quieres, aparecer de vuelta en el callejón, de nuevo en tu época, con tu ropa común. Si preguntaste un dato, te darás cuenta que ya sabes la respuesta; si pediste algún objeto, al volver a tu casa, estará sobre tu cama, con una nota agradeciendo tu misericordia, y firmada por J. S. Smith. Guárdala si quieres; es un digno trofeo luego de tu esfuerzo.
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