“Esto paso en una pequeña ciudad de Francia. Salió en casi todos los
periódicos locales. Una niña de 9 años, hija única, de padres de gran
influencia, tenía todo lo que hubiese querido y deseado una niña, pero
con una soledad incomparable. Sus padres solían salir a fiestas de
caridad y reuniones del ámbito político, y la dejaban sola.
Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande, pasaron
los años y la niña y el perro se volvieron inseparables. Una noche como
cualquier otra, los padres fueron a despedirse de la niña; el perro ya
acostumbrado a dormir con la niña, se puso debajo de la cama.
Los padres se fueron y pronto la niña se sumió en un sueño profundo,
aproximadamente a las 2:30 de la madrugada, un ruido la despertó: eran
como rasguños leves y luego más fuertes. Entonces, temerosa, bajó la
mano para que el perro la lamiese (era como un código entre ella y el
perro), lo hizo y entonces se tranquilizó y durmió otra vez.
Cuando se despertó por la mañana descubrió algo espantoso: En el
espejo del tocador había algo escrito con sangre que decía “NO SÓLO LOS
PERROS LAMEN.”
Entonces dió un grito de terror al ver a su perro crucificado en el suelo de su habitación.
Se dice que cuando los padres volvieron estaba totalmente trastornada y solo decia
“¿quién me lamió?”.
Aun se busca al autor de tal aberración.”
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