Cuando te levantes. Tu alarma se encuentra a todo volumen y el teléfono está sonando. Al mismo tiempo que decides ir y apagar la alarma, el teléfono deja de sonar. Te das cuenta que estuvo sonando toda la mañana. Te deslizas fuera de la cama y presionas el destellante botón rojo del teléfono a medida que te diriges al baño. El teléfono emite un sonido, seguido de la amable y electrónica voz de la contestadora. Hola. Tienes Seiscientos sesenta y seis mensajes nuevos. Mensaje uno. El teléfono emite ese sonido otra vez, y ni siquiera imaginas lo que vendrá enseguida.
Gritos
Te das vuelta, pensando que ella se encuentra de pie justo detrás de ti. Hay puro terror en sus gritos, acompañados por otros sonidos inquietantes. Permaneces ahí, horrorizado, por unos diez segundos. El grito empieza a tornarse histérico, ilegibles sollozos de muerte acompañados del sonido de carne desgarrada y de derramamiento.
El teléfono suena una vez más. Estas desconcertado.
Mensaje dos.
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