Alterado por el miedo gire lentamente la cabeza, alcance a visualizar una mujer ensangrentada, le faltaban varias partes de piel y carne a su cuerpo, tenía una cara espeluznante, no tenia labios, sus dientes estaban putrefactos manchados de sangre ya coagulada, faltaban partes de sus mejillas de las cuales brotaban gusanos y estaban purulentas, en su frente se distinguían varios moretones, rasguños con quemaduras leves, pero sus ojos, ¡Dios mío que ojos¡, eran hermosos y cautivantes como dos luciérnagas brillando en medio de la oscuridad, eran color ámbar, desde el momento en el que los vi no pude apartar mi mirada de ellos, la calma y paz regresaron a mi cuerpo; la dama se acercó lentamente a mí, tanto que podía sentir su respiración, introdujo su lengua a dentro de mí boca como un extraño tipo de beso por su ausencia de labios, sorprendentemente no entre en pánico ni sentí temor, -¿Me recuerdas?- dijo con dificultades, en ese momento la imagen de una mujer llego a mi mente, -¿Gisela?- pregunte atónito, ella movió la cabeza arriba y abajo lentamente, mientras una risa maléfica apenas se alcanzaba a distinguir en su horripilante cara.
Un frio recuerdo invadió mi mente, celebrábamos nuestro segundo aniversario de novios, pasados de copas empezamos a discutir insultándonos fuertemente, perdí la cordura, empecé a golpearla con saña en la cara, de alguna manera lo estábamos disfrutando tanto ella como yo, cayó al piso comencé a patearla, ella reía de placer, pero eso solo me animaba más a seguirla golpeando, disfrutaba su dolor como nunca había disfrutado algo, tomé un cuchillo, la bese y corte sus labios, ella sonrió, me escupió sangre gimiendo que algún día estaríamos juntos de nuevo.
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