El padre trabajaba duro todos los días para poder alimentar a su familia, se esforzaba desde el amanecer hasta el anochecer y llegaba tan cansado que ni siquiera cuidaba de sus niñas.
La madre, por desgracia, tenía la obligación de cuidar de cada una de ellas y la pobre se quedaba todos los días encerrada en casa como una esclava, cuidando de todas sin ayuda de nadie, ni familiares ni conocidos.
Un mañana la señora salió al balcón de su casa a tender la colada y le pareció escuchar un extraño murmullo, la mujer que estaba tan ocupada no le dió importancia y siguió con sus tareas.
A la mañana siguiente le ocurrió lo mismo, le pareció escuchar más murmullos, pero esta vez más fuertes y más cercanos y decidió esperar a que llegase su marido para explicarle lo que le ocurría.
Éste dijo que no tenía importancia, les recomendó que acudieran a un psicólogo por si eran imaginaciones o algo similar y los padres aceptaron.
Una noche, la mujer llevó a cada una de sus hijas a dormir y ella se recostó en un sillón y se puso a leer cerca de la chimenea. Seguía escuchando sonidos extraños y cada vez eran más seguidos, pero como el doctor le dijo que no le diese importancia, no se la dió y continuó con su lectura.
Al día siguiente fue a despertar a cada una de sus hijas, como acostumbraba a hacer todas las mañanas, y asombrada y terriblemente aterrada pudo ver a 4 de sus hijas destripadas y algunas de ellas ahorcadas, justamente eran las que tenían problemas físicos, paralíticas. La pobre mujer entró en una profunda depresión y acudió al doctor, éste se disculpó por no haberle informado de que tenía sordera crónica.
Anden con cuidado, 3 niñas con problemas mentales siguen libres.
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