Estas increibles leyendas urbanas. mitos y cuentos son los mejores, son sangrientos escalofriantes increibles, terrorificos y muy adictivos.
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lunes, 6 de mayo de 2013
Miedo
Estás
solo, no tienes nada que temer, entonces: ¿De qué tienes miedo?
Recorres toda la casa asomando la cabeza antes de doblar cada esquina
del pasillo; te aseguras de que la puerta de entrada está bien cerrada,
hace tiempo que ha oscurecido y has bajado las persianas, pero aún así
haces un último esfuerzo y miras en todas las habitaciones. Todo en
orden, no va a pasar nada…¿seguro?. Como
un ratón asustado, pasas como una exhalación delante del baño y crees
haber visto algo tras la cortina de la ducha; te paras, cuentas hasta
diez y te decides a entrar…tras ella, tu imaginación, en este momento tu
y ella son los únicos que estan la casa (al menos es lo que deseas,
¿verdad?). Cierras la puerta, eso te hace sentir a salvo, pero, ¿de
qué?. Te
encaminas al salón e intentas concentrarte en el programa que ponen,
por supuesto antes has encendido todas las luces, notas un viento frío
en la nuca y mientras te giras lentamente, tu corazón se desboca, la
garganta se seca y se te eriza todo el vello del cuerpo…una corriente
nada más, o ¿acaso esperabas otra cosa?. Vuelves a mirar la televisión
y…¿qué ha sido eso?, has oído algo caerse en la cocina?. Lástima,
siempre es el lugar más alejado. Te
levantas, te pegas bien a la pared, caminas despacio, tan despacio que
parece que tus pies sean de plomo y estiras el cuello como si esperaras
que de un momento a otro alguien surgiera de la última esquina. Venga,
ya falta poco, estás frente a la puerta, alargas tu mano temblorosa
hasta tocar el interruptor de la luz… la sartén está en el suelo, no
tendrías que haberla dejado en el borde de la mesa. Riendo
nerviosamente vas al salón y apagas la tele, mejor es ir a la
computadora. No estás a gusto ¿cierto?, ese silencio en toda la casa te
aterra. Miras intranquilo hacia la puerta…¿lo has visto?, sí, es una
sombra que acaba de pasar frente a tu puerta, no quieres salir a mirar,
pero sabes que vas a hacerlo, ¿para que demorarlo?. Sólo asomas tu
cabecita y lo que descubres es…soledad; tranquilo, tranquilo: son tus
nervios nada más. Entras
en tu página favorita y…¡BLAM!, algo se le ha caído al vecino, pero a
ti casi te sale el corazón por la boca. Es más de lo que puedes
soportar, y notas como tu oído se “abre”, está alerta esperando ese
último crujido que hará que tus nervios se vengan abajo. Esperas un
rato, un poco más…respiras hondo: todo está bien, no hay ruidos, no hay
fantasmas, ni sombras; sólo tú. Es
tarde y decides acostarte. Tras de ti, la casa en tinieblas parece que
te observa y un escalofrío recorre tu espalda, no miras, no hay nada, lo
sabes, pero tus pupilas ya están dilatadas. Cuando llegas a tu
habitación das un salto para meterte en la cama, y de un manotazo apagas
la luz. Cubres tu cabeza con las sábanas mientras tiemblas pensando en
ese ser que imaginas está alargando su siniestra mano para
tocarte…aprietas los ojos con tanta fuerza que te duelen…pero la
curiosidad es más fuerte. Te destapas y abres los ojos para notar que no
estás solo en la oscuridad…Pero no te preocupes, esta noche estás a
salvo, tus padres acaban de llegar y cierras los ojos plácidamente para
tener dulces sueños. Hoy
te has librado, pero no te confíes. Mientras tu vivas yo viviré en ti;
yo soy tu miedo y sé que cuando menos lo esperes TE ATRAPARÉ.
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